¡Hoy es el Día Mundial del Medio Ambiente!
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Con el slogan “Una sola Tierra”, se celebra cada 5 de junio el Día del Medio Ambiente. Esta conmemoración es una de las más grandes plataformas para la divulgación ambiental y desde la década de los ’70 nos recuerda que la preservación ambiental es uno de los pilares fundamentales de la agenda global para el desarrollo humano. Esto quiere decir que tanto el sector público como el privado deben tener en cuenta que el crecimiento económico y el bienestar social no pueden conseguirse a costa de la sobre explotación de la naturaleza.
Afirmando esta sentencia, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) ha enfatizado en la idea de que es justamente la actividad humana la responsable de la degradación de los ecosistemas y el cambio climático, de modo que no tenemos más opción que replantear los mecanismos y estrategias a través de los cuales las sociedades modernas han venido construyendo su prosperidad.
Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos países y comunidades que aún no han conseguido el desarrollo material mínimo para su bienestar integral? Hoy, más de 1.300 millones de personas viven aún en pobreza (PNUD, 2021), careciendo de recursos para cubrir las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud o educación. Además, estas poblaciones requieren de grandes intervenciones territoriales que provean la infraestructura y los servicios que son indispensables para el desarrollo humano (carreteras, escuelas, hospitales, comunicaciones, entre tantas otras).
El problema radica entonces no sólo en la necesidad de superar la pobreza, sino también de emplear estrategias de desarrollo que no estén basadas en la explotación de la naturaleza ni el uso de combustibles fósiles, ambas responsables de la actual degradación ambiental y cambio climático. En otras palabras, ¿cómo llevamos el desarrollo, el bienestar y la prosperidad a los países más pobres sin reproducir los mecanismos que han alterado los límites planetarios?
Este concepto -límites planetarios- ha sido creado por la comunidad científica para definir y graficar aquellos nueve procesos naturales que son parte del equilibrio ecológico que sustenta la vida, los cuales hoy se encuentran alterados debido a los impactos de la producción industrial a escala global involucrada en el crecimiento económico moderno. Así, las estrategias de desarrollo que apunten a sacar a las personas de la pobreza deberán considerar los siguientes límites.
- El cambio climático, la acidificación de los océanos, la carga de aerosoles y la contaminación química, producidos principalmente por el uso de combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La quema de petróleo, gas y carbón ha sido la base de la producción energética y el consumo de bienes y servicios desde la Revolución Industrial, razón por la cual es urgente avanzar en el uso de energías limpias, regular la actividad y externalidades de las industrias e implementar políticas que conduzcan a la carbono neutralidad.
- La disminución del ozono, que fue un problema ampliamente difundido en los ’90, producido por el uso masivo de compuestos químicos industriales de forma transversal en los procesos productivos modernos.
- El flujo excesivo de nitrógeno y fósforo producido por el uso intensivo de fertilizantes químicos en la agroindustria, la cual, bajo el paradigma del crecimiento económico moderno, está basada en la instalación de monocultivos que requieren de fertilización artificial.
- La sobre utilización de agua dulce en la producción agrícola (70%) y las industrias (20%). Este consumo de agua dulce se ve exacerbado por un modelo de vida que estimula el crecimiento de las ciudades y el sobre consumo, mediante una economía lineal, industrializada y en escala global.
- El cambio en el uso de suelo y la pérdida de biodiversidad producidos por la deforestación para el crecimiento urbano, la agricultura y ganadería, la producción de madera, minería y extracción de otros recursos naturales. La humanidad está causando el sexto episodio de extinciones masivas de especies y es la primera vez que sus causas no son naturales o externas al planeta (como fueron los meteoritos).
A estos nueve límites planetarios se suma el desafío de no elevar la temperatura de la Tierra más allá de 1,5ºC a 2050, cuyos efectos socioambientales serán aún más catastróficos de los experimentados hasta ahora. Por esta razón, son indispensables los acuerdos mundiales y políticas nacionales para integrar criterios de sostenibilidad en sus modelos de desarrollo, articulando la prosperidad económica, la preservación ambiental y el respeto de la dignidad humana de todas las personas y comunidades. Para lograr este objetivo no basta sólo con las innovaciones tecnológicas que pretenden neutralizar el impacto ambiental de la actividad humana, sino que necesitamos articular nuevas creencias, valores y conductas que velen por el sentido de la responsabilidad, la solidaridad y la perspectiva ecosistémica de la realidad, reintegrando a los seres humanos en las dinámicas naturales que sustentan la vida en todas sus formas sobre la Tierra.
PUCV Sostenible
